Mila, la protagonista de No estoy aquí, pregunta insistentemente a sus padres si es adoptada. Ante la ausencia de fotos suyas en el álbum familiar, la presencia de un hermano que es el favorito de la casa por ser hombre y más simple que un botijo, y la escasez de rasgos reconocibles de sus padres en sí misma, la cuestión de los orígenes orbita toda su infancia. Cuando, años después, se quede embarazada, Mila empezará a recordar sus primeros años en un barrio sin nombre de la periferia...
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